Ahora que dentro de la comunidad escolar y desde todos los
partidos políticos (dada la actual situación de fuerzas en el parlamento), se
está hablando tanto de la necesidad de un pacto de estado por la educación,
permítanme algunas reflexiones propias y ajenas sobre lo que debe entenderse
que es prioritario en un acuerdo: ¿Cuáles son los fines de la educación?
Empezaré por lo que tenemos que no es otra cosa que la
actual Ley de Educación; la LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad
Educativa). De su preámbulo: “La educación es el motor que promueve la
competitividad de la economía y las cotas de prosperidad de un país; su nivel
educativo determina su capacidad de competir con éxito en la arena
internacional y de afrontar los desafíos que se plantean en el futuro”.
Por comparar lo haré con el título preliminar de la primera
Ley de Educación de nuestra ya avanzada democracia: la LOGSE: “La actividad
educativa, orientada por los principios y declaraciones de la Constitución,
tendrá en los centros docentes a que se refiere la ley, los siguientes fines:
a) El
pleno desarrollo de la personalidad del alumno.
b) La
formación en el respeto de los derechos y libertades fundamentales y en el
ejercicio de la tolerancia y la libertad dentro de los principios democráticos
de convivencia.
c) La
adquisición de hábitos intelectuales y técnicas de trabajo, así como de
conocimientos científicos, técnicos, humanísticos, históricos y estéticos.
d) La
capacidad para el ejercicio de actividades profesionales.
Y varias más.
Pues parece que si hay diferencias y grandes: La LOMCE prima
la competitividad mientras que la LOGSE primaba la cooperación.
La LOMCE, la actual Ley de Educación, una ley que prometimos
todos los partidos políticos, menos el PP, que se derogaría, si la relación de
fuerzas cambiaba en el parlamento, es una ley cuyo objetivo fundamental es que
la educación sirva para formar para que la economía vaya bien, preparar mano de
obra, personas “productivas” para la sociedad. Ni más, ni menos.
En ningún momento se plantea un modelo de Escuela centrado
en formar ciudadanos que sepan relacionarse (criticar, proponer, acordar) y
trabajar en equipo.
No se hace ningún caso a las recomendaciones de la UNESCO en
el informe de la Comisión Internacional sobre la educación para el siglo XXI:
La Educación encierra un tesoro. “Frente a los numerosos desafíos del porvenir,
la educación constituye un elemento indispensable para que la humanidad pueda
progresar hacia los ideales de paz, libertad y justicia social”.
Quiero trasladar algunas reflexiones que me han parecido
brillantes y de muy actualidad:
- Eduardo Mendoza: “Hay un proyecto, quizá inconsciente, de manufacturar ciudadanos que no sean malos pero si tontos”.
- Fernando Sabater: “La educación no puede supeditarse a lo inmediato, no puede responder solo a formar “empleados” o “empleables” ni puede dejar que las compañías diseñen, de acuerdo con sus necesidades, los planes de estudio. Educar es desarrollar la humanidad e ilustrar a los futuros ciudadanos. Los saberes en apariencia inútiles en el plano de la rentabilidad crematística (literatura, filosofía, historia) son los más útiles para la persona libre, no para el que tenga vocación de siervo; que es lo opuesto a la ciudadanía. Quizá el sentido profundo de la EDUCACIÓN sea solo eso: CREAR CIUDADANOS Y NO SIERVOS.”
Uno de los objetivos de desarrollo sostenible que la ONU se
ha fijado en educación es MAXIMIZAR EL POTENCIAL DE CADA CHICO, algo
fundamental para poder estar al nivel de la llamada de atención que nos hace
doña Almudena Semur, coordinadora del servicio de estudios del IEE (Instituto
de Estudios Económicos): “La sociedad debe prepararse para trabajos que no
existen, con herramientas que no se han desarrollado, para resolver problemas
que aún no se han planteado”.
Pues empecemos a plantearnos que deberíamos hacer caso a las
recomendaciones de organismos internacionales como la UNESCO cuando plantea que
los fines, o los pilares de la educación son cuatro: Aprender a SER, a ESTAR, a
SABER Y a HACER.
Luis González Santos
Concejal socialista en el Ayuntamiento de Alcobendas
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