28/2/19

Educación y mujer: borrar la visión androcéntrica.


Siempre que pienso en mi época de estudiante, son muchos los recuerdos que me invaden de las diferentes etapas por las que pasé.


Del colegio recuerdo ese olor a lapicero que impregnaba mi ropa y no se iba hasta el verano, los juegos infantiles en los recreos y las aulas “repletas” de compañeros atentos a la lección en silencio sepulcral.

Del instituto, época de emociones encontradas, recuerdo la libertad y la autonomía, pero también la llegada de la responsabilidad, la difícil elección entre “letras y ciencias” y la famosa selectividad que durante un curso me convirtió en una adolescente temerosa y nerviosa de afrontar un desconocido futuro. No puedo olvidar, como no, la amistad y el compañerismo y las múltiples risas sin motivo alguno, propias de la edad y las hormonas revolucionadas.

La universidad fue sin duda una de mis mejores épocas. Estudié aquello que me apasionaba. Y pasé 5 años rodeada de apuntes, libros, largas idas y venidas en trasporte público y de muchas personas que considero hoy grandes amigos.

En todos y cada una de ellas, siempre he tenido a mi lado una mujer referente que ha marcado esta gran parte de mi vida. Mujeres que han sabido guiarme, que han sido claves a la hora de tomar decisiones que luego han hecho que hoy sea la persona que soy. Vaya mi reconocimiento por delante para todas ellas.

Sin embargo y en contraposición, siempre eché en falta mujeres referentes en los estudios y materias que recibí. Me hubiese gustado escuchar más nombres como la matemática y astrónoma griega Hipatia de Alejandría, o la filosofa alemana Edith Stein, las francesas Simone Beauvoir y Simone Weil o la española María Zambrano.
Me hubiese encantado conocer la poesía de Ernestina de Champourcín  , o inspirarme en Catalina de Erauso.

Nunca me hablaron de Margarita Salas.

Ellas, como muchos personajes varones, también innovaron, crearon y transformaron.
Pero ellas fueron olvidadas u obviadas.

En la actualidad, los referentes femeninos de la historia representan el 7,5% del total de los referentes históricos, científicos, filosóficos o culturales que aparecen en los libros de texto escolares. Sin duda, una cifra muy ridícula y que sigue relegando a las mujeres a un segundo plano.

A lo largo de la historia ha habido mujeres pioneras y vanguardistas que con sus descubrimientos, hazañas y aportaciones han ayudado a hacer del mundo un lugar mejor.

Lamentablemente, no lograron el reconocimiento por culpa de una sociedad machista que intentó borrar su legado. El material educativo continúa transmitiendo una visión androcéntrica del conocimiento pese a los esfuerzos y avances recientes.Los socialistas llevamos años trabajando para alcanzar un gran acuerdo social, político e institucional en torno a la educación.

Es urgente conseguir un sistema educativo estable, fundamentado en la igualdad entre mujeres y hombres, en la equidad, asentado en la inclusión, orientado a la excelencia en los resultados y basado en la cooperación institucional.

Todo esto no será posible si no incorporamos la mirada femenina.
Debemos ser capaces de mostrar que existe memoria compartida en la que mujeres y hombres han participado de forma similar para construir la sociedad que tenemos.
Debemos ser capaces de construir de forma participada la sociedad que queremos.


Cristina Martínez
Secretaria de Comunicación y Formación PSOE Alcobendas

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