No es
frase solo de la ultraderechista ministra de educación brasileña, es original
de la extrema derecha francesa y la hace suya también el nuevo PP. El que
aplaude largo y tendido las perlas dialécticas que nos deja su líder, el señor
Casado.
El PP
que se desangra por VOX. Este PP que está diciendo a sus muchos votantes fugados
que no cambien el voto porque, en lo fundamental, ellos dicen lo mismo que VOX.
El PP que en Andalucía dice que el acuerdo con VOX es un modelo de regeneración
democrática. El mismo PP que ha impulsado los conciertos educativos con los
colegios que llevan a cabo una “escolarización diferenciada”, la segregada, la
de los chicos por un lado y las chicas por otro. Este PP que pone el grito en
el cielo cuando la señora Ministra de Educación, doña Isabel Celaá, planteó la
necesidad de hablar con estos centros. Un PP que ve normal que se sostenga, con
el dinero de todos y de todas, una educación que discrimine a niños y a niñas
en pleno siglo XXI, porque, además, estos colegios enriquecen la oferta
educativa y posibilitan la libertad de elección de enseñanza.
Se
justifique hoy día como quiera justificarse, la única verdad es que en España
hay 170 colegios de este tipo, que SEGREGAN a chicos y a chicas, todos ellos
ligados al OPUS DEI o a distintas órdenes religiosas de carácter ultra
conservador. De ellos, aproximadamente 70 están concertados, lo que supone
entre 90 y 100 millones de euros públicos al año.
Como no
quiero basarme solamente en un argumentario propio de la política educativa o
de la sociología de la educación, permítanme hacer uso de un artículo publicado
en noviembre de 2013 por la prestigiosa revista Science: “la pseudociencia de
la escolarización por sexos”. “Segregar por sexos no es ciencia, es prejuicio.
Separar a chicos y chicas en la escuela convierte al género en un aspecto muy
importante y esto hace que se refuercen los estereotipos y el sexismo”.
“Cualquier forma de segregar mina la igualdad en lugar de promoverla”. “Esta
separación por sexos equivale a segregar por raza o procedencia y no hace más
que aumentar los prejuicios”. Desde luego estos científicos…Qué cosas tienen
señores del PP.
Para la
catedrática de psicología de la Universidad Complutense de Madrid, doña María
José Aguado, “la escuela diversa, la que
representa el tipo de mundo donde los niños van a vivir, es el mejor contexto
educativo”.
Está
claro que la diversidad implica más conflictos. Lo que tienen que hacer los
niños es aprender a resolverlos. A estas alturas uno piensa que debería estar
bastante claro que la escuela no solo enseña, tiene también una función
socializadora, entre otras. Inocentemente, también, uno piensa que un entorno
separado no favorece para nada que los niños y niñas interioricen ideas de
igualdad entre sexos.
La socióloga
y catedrática emérita de la Universidad Autónoma de Barcelona, Marina Subirats, plantea que “educar separadamente solo tiene
sentido si se parte de la idea de que cada sexo ha de tener una distinta función
social, un destino distinto y, por lo tanto, de que mujeres y hombres no deben
gozar de las mismas posibilidades”.
Pues
nada, sigan así: los niños espadas y las niñas muñecas.
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