10/5/18

"Dolor de Muelas", sobre la matriculación de los niños en el proceso educativo

Miguel Ribagorda
Sí, lo reconozco, tengo dolor de muelas. Esta dolorosa realidad aparece de manera repentina y cuando menos te lo esperas, la ventaja es que se arregla cuando un profesional ataca el problema con sus saberes y herramientas. Pero existe una “dolor de muelas” que tiene fecha fija y acontece todos los años de manera sistemática: la matriculación de los niños en el proceso educativo. Este dolor es especialmente acusado en la primera matrícula, allá cuando el alumno se va a integrar, con tres años, en el sistema.

Ese momento es, para las familias, un reto que requiere de mucha paciencia y dedicación ya que de la correcta elección del centro dependerá la vida del infante los siguientes 13 o 15 años. La familia se encuentra con un proceloso y complejo mundo de centros públicos, privados o medio pensionistas que compiten entre sí por atraer, con algunas vanas promesas, al mayor número posible de “cachorros” a sus filas. Veamos que opciones tienen.
En primer lugar se encuentran los centros públicos, financiados y gestionados por las distintas comunidades autónomas, que deberían ser el principal motor de cambio y mejora social que la sociedad española necesita. En teoría. La realidad es que desde que el Neoliberalismo tocó poder se ha esmerado sobremanera en destrozar la educación pública con un fino estilo de planta parásita. No ha sido una declaración pública de carácter ideológico (opinión perfectamente lícita) la que la ha destrozado, ha sido la mera inacción, el no considerarla lo que la ha llevado a la situación actual: centros saturados, falta de profesores, falta de apoyos, infraestructuras obsoletas, fracaso escolar elevado etc, etc.

En segundo lugar están los centros privados, aquellos colegios supuestamente de élite que “garantizan” una formación con grupos reducidos, múltiples seminarios, tutores especializados y una factura a final de mes que es más alta que muchos sueldos. Con este colectivo no se ha hecho nada ya que son su granero habitual de votos, además no necesitan promoción ya que el ingreso en los mismos se realiza por canales propios (hijos de ex alumnos básicamente). Hay que reconocer que dentro de este colectivo están aquellos centros que, año tras año, ocupan los primeros puestos en los rankings de “excelencia”.
Pero queda un tercer elemento que, en nuestra opinión, constituye el verdadero dolor de muelas del sistema educativo; los centros concertados. Estos centros privados sostenidos con fondos públicos nacieron en los años 80 con el fin de generalizar la enseñanza en aquellos entornos en los que la educación pública era deficitaria. Loable intención, ya que el concierto implicaba una serie de condiciones para los centros que los equiparaban a los públicos y permitieron el acceso universal a la educación al conjunto de la población. Desde que el Neo-liberalismo llegó al poder este tipo de centros se convirtió en el preferido de los distintos ministros del ramo ya que les permitía ganar votantes.
Me explico. Al conceder los conciertos prima más el aspecto material que el docente, se prefieren piscinas, campos de deporte, gimnasios, rutas escolares a un programa didáctico coherente y estructurado (cierto es que el plan de estudios viene dado). Al recibir fondos de la Comunidad Autónoma los promotores del centro “solamente” tienen que pagar la construcción y mantenimiento de los edificios. Al tiempo se ofrecen a las familias un montón de actividades (ampliación de horarios, actividades extraescolares, ampliaciones académicas varias, etc) que pagan religiosamente los padres. De esta manera los centros reciben una doble financiación que repercute positivamente en su cuenta de resultados y los convierte, de hecho, en centros privados “baratos”, que dan la sensación a los padres de llevar a sus hijos a un centro de élite en el propio barrio.
Pues ante este panorama se encuentran todos los años los padres que desean matricular a sus hijos, Nuestra posición es clara, apostamos por una educación pública universal y gratuita para la totalidad de la población. En este caso la iniciativa privada ha de ser subsidiaria de la iniciativa pública y, de ser necesario, los conciertos deben cumplir con todos los requisitos que la Ley les indica, no pudiéndose aceptar bajo ningún concepto que un centro financiado con fondos públicos segregue, margine o seleccione alumnos, más aún por criterios estrictamente económicos.
Hasta aquí el dolor de muelas, ya sabemos lo que nos pasa, ahora debemos pasar por el odontólogo para ver que tratamiento es necesario, pero eso es harina de otro costal.

Miguel Ribagorda
Secretario de Análisis Electoral, Estudios y Programas del PSOE de Alcobendas

No hay comentarios:

Publicar un comentario