Recientemente hemos
asistido a una huelga en la enseñanza contra la aplicación de la LOMCE. Desde
mi punto de vista son muchos los aspectos y la carga de valores ideológicos
contenidos en la actual Ley de Educación que justifican sobradamente la
protesta contra su aplicación y, sin ningún tipo de duda, su derogación
inmediata. Una Ley que permite la
segregación del alumnado por sexos, debe derogarse por antidemocrática.
Debe derogarse porque
es una Ley que garantiza la desigualdad en la admisión de alumnos entre la
Escuela pública y la concertada. Es una Ley que castiga con su desaparición la
asignatura de “Educación para la ciudadanía” y que potencia la asignatura de
religión al hacerla evaluable. Es, por lo tanto, una Ley confesional.
Uno de los puntos clave
de la protesta han sido las reválidas. El anterior ministro de educación, el
señor Wert, las justificaba planteando que las pruebas de acceso a la
universidad, la selectividad, no sirven porque las superan el 95% del alumnado.
¿Y todos aquellos que se van quedando por el camino?
Con estas pruebas
externas lo que se pone en duda es el trabajo diario del profesorado, la
evaluación continua. Van en contra de cualquier propuesta o teoría de mejora
educativa. Van totalmente en contra de una educación comprensiva. La evaluación
continua en las aulas posibilita información diaria acerca de las dificultades
y facilidades del alumnado en los procesos de aprendizaje.
De aplicarse las
reválidas, es muy posible que muchos centros olviden estos procesos de
aprendizaje para dedicarse a preparar al alumnado para aprobar un examen. Por lo tanto, sí se
está a favor de la evaluación, pero de otro modelo de evaluación, de aquel que
tiene en cuenta las características específicas del alumnado, de aquel valora
el trabajo y el esfuerzo en el día a día.
Un modelo de evaluación
continuado que llene todo el proceso educativo de los centros y de los profesores en sus aulas.
Luis González
Concejal del Grupo Municipal Socialista de Alcobendas
No hay comentarios:
Publicar un comentario